Triste caléndula marchita,
pobre y apagada flor.
Tu reseca alma grita
torturada por sed y calor.
De nada sirven tus protestas
al sol nada importa lo que dices,
agonizante hundes tus raíces
en una tierra dura y reseca.
Ya se fué para tí la primavera,
mutilada tu sonrisa por el fuego.
no circula savia por tus venas,
hastiada ya de ponzoña y veneno.
Caen mustias ya tus hojas,
todas tus semillas muertas.
Estéril ha quedado tu presencia,
sacrificada inutilmente tu inocencia.
Envuelve con tus pétalos mis noches,
llena mis sueños con tu aroma y tu color,
no permitas, caléndula querida
que se haga mía tu condena y tu dolor.
No permitas, frágil y fragante florecilla
que se invada de niebla tu mirada,
pues tras la noche más oscura y apagada
vuelve siempre victorioso el tibio sol.
Sólo tú podrías escribir sobre una florecilla.
ResponderEliminarEres único, hijo mío!!
Y larga vida a esa cámara tuya, que saca cosas bonitas...!
Por escribir que no sea, jejeje. La cámara todavía está en la uvi, esperemos que me la devuelvan pronto... ;.)))
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