domingo, 15 de diciembre de 2013

Nostaldia




Escamas brillantes de un sol endurecido cortan las manos llegando hasta el hueso. No brota sangre. Nunca brota sangre, porque el recuerdo mana del alma, y sus invisibles humores se enredan invisibles en los labios como frágiles telarañas. Solo el deseo es capaz de escapar de tan extraña cárcel, y los suspiros que se escuchan desde lejos se empeñan en grabarse a fuego en el pensamiento. El cielo parece calmarse. Un grillo canta. En el silencio de su última mirada, un búho, deslumbrado, se espanta, y vuela alocado chocando contra las paredes.

Cárcel y carcelero se alejan unidos por la misma soga.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Sentimientos libelulares.










Y me muero un poquito con  cada silencio que te guardo, cada día que me acuesto sin recordarte, cada pensamiento que egoístamente guardo para mí; y lo extraño del caso es que no sé por qué me empeño en hacerlo, porque si de mi parte consciente dependiera ocuparías Todo, y digo Todo cuanto siento, aunque el resto de mi vida me viese obligado a vivir sin sentir…
 
Y me muero por despojarte  una vez más de ese camisón de niebla, espantando el sueño de esos ojos adormecidos, columpiándome burlón en el albor de tu mirada inquieta y sorprendida. Me gustan las caricias de esas pestañas que se mueven alocadas, porque me exilian a un mundo en el que solamente existimos el tú aquí y el yo ahora.
 
Y me muerto porque no sé dónde podré encontrarme mañana; ni lo que podré estar haciendo; ni tan siquiera si respiraremos el mismo aroma a salitre que ahora mismo tanto me llena. De la vida escojo siempre el sí y el ahora; porque he comprendido que su efímera caducidad me obliga a ser prudente y temerario a la vez. Temo a la muerte, como todo hombre; pero debo arriesgarme. Te digo siempre ¡SI!!