sábado, 16 de febrero de 2013

Promesas





 
Me pediste noches de cine y palomitas en el sofá de nuestra casa, aniversarios con sorpresa y estanterías ordenadas. Y yo solo pude darte mi amor de hombre, sin darme cuenta de que en realidad no me pedías nada que ya no fuera tuyo.
 Me pediste cordura y atenciones. Y yo solo puedo entregarte mi enajenación; porque así me lo dicta mi conciencia; porque me susurra al oído el corazón que la manera más sensata  de amar es haciéndolo hasta la locura.