Me pediste noches de cine y palomitas
en el sofá de nuestra casa, aniversarios con sorpresa y estanterías ordenadas.
Y yo solo pude darte mi amor de hombre, sin darme cuenta de que en realidad no
me pedías nada que ya no fuera tuyo.
Me pediste cordura y atenciones. Y yo solo puedo entregarte mi enajenación; porque así me lo dicta mi conciencia; porque me susurra al oído el corazón que la manera más sensata de amar es haciéndolo hasta la locura.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar!Hola,balagar!
ResponderEliminarAsciende la locura embriagando a los amantes.
Balagar,mon ami,que hermosa poesía,me ha arrebatado el corazón.
Esplendida.Muchísimos besitos y buenfinde.
Hola, Lady!! La locura es algo inherente a mí; podría decirse que nunca en mi vida he estado cuerdo. Algo bueno habría de tener... ;)) Gracias por tu visita y tu comentario. Que tengas un muy buen fin de semana (al menos lo que resta de él). Un fortísimo abrazo.
EliminarCierto, cierto, cierto. Sin locura no hay amor.
ResponderEliminarMe ha gustado eso de que no te pidió nada que no le perteneciese ya. Eso es amor.
Besos, Balagar. No sé si te das cuenta de la esperanza que me traes.
Ojala hubiese llegado a ese nivel donde me hubiesen pedido tantas cosas,lindo texto. Gracias por tu comentario
ResponderEliminarEnajenado y gran cocinero !!!!
ResponderEliminar