En este desván vuelco todo aquello que vá apareciendo de manera caótica por mi cabeza. Dejo esparcidos mis pensamientos a la espera de que entre todos podamos recomponerlos construyendo algo útil. Gracias por tu ayuda. Si has llegado hasta aquí considérate bienvenid@
sábado, 21 de abril de 2012
Semper fidelis?
De blanco y por la Iglesia. Eso era lo que ella decía. No pude evitar enamorarme de ella... ¿Por qué? Ni yo mismo lo sé... Tal vez porque me pareciera que enamorarse era algo romántico; tal vez porque envidiaba lo que había visto reflejado en los ojos de los demás cuando se enamoraban; porque no lo supiera o no lo pudiera evitar.. nunca lo sabré. Lo cierto es que aprendí a saborearla tan intensamente que su olor y su sabor me acompañaban cuando me iba de su casa, y su recuerdo me envolvía llenándome de paz. Todo me sabía a ella, y eso se reflejaba en mi conducta. Una sonrisa peremne y adolescente adornaba todo cuanto decía, y mis ojos brillaban como los deflectores de un campo de concentración. Su aroma a menta y hierbabuena impregnaba mi ropa aún después de lavarla.
Luego llegaron las decepciones, y con ellas las lágrimas. Recuerdo perfectamente todas las noches de permanente insomnio sin otra luz que la de su ventana solitaria atrayéndome como una carnívora luciérnaga. La sospecha de intuir que me engañaba se convirtió en certeza de la manera más cruel a dos meses de casarnos, cuando me los encontré desnudos sobre el mismo sofá de piel en el que a mí tanto me gustaba dormitar y que aún pagábamos a plazos. En mi caso no hubo nota de romántica despedida, porque todo el amor que yo sentía agonizaba gimiendo entre la ropa esparcida. ¿Cómo no me iba a convertir en un alcohólico?
Soy un alcohólico, y lo sé; pero solamente cuando el vómito me obliga a permanecer expectante al carrusel de mi vida soy capaz de sentir algo parecido a la ausencia de recuerdo. He intentado aprender a olvidarla de todas las maneras; pero la única que puedo permitirme en estos momentos es la bebida. El resultado de mis experimentos siempre es ahora el mismo, y mi piel amarillenta no soporta ya más su ausencia. Recorro solitario y en silencio cada noche las aceras que separan mi portal del bar más cercano, y lo hago como un lobo solitario sin manada en la que refugiarse. Es un camino corto y aprendio de memoria; el único que me dá una mínima seguridad de que sabré volver a casa cuando el amanecer me sorprenda de nuevo desnudo y prisionero de su maldito y maldecido nombre. Soledad.
Mi idea de hogar se quedó aquella tarde convertida en un asqueroso cuchitril que apesta a meados y humo de cigarros consumidos con tristeza. En mi taburete de siempre engullo mi vida a grandes tragos hasta que me caigo al suelo y alguien me recoge, sugiriéndome en mi mismo idioma incomprensible que ha llegado el momento de volver a casa. Ellos se han convertido en mi única familia, y soy feliz al lado de mi manada de perdedores. Juntos rendimos pleitesía a una botella de whisky barato, y aullamos a la luna llena, a la luna menguante y hasta al mismísimo sol sin permitir que nadie se atreva a decirnos lo que es mejor para nosotros.
Cuidamos los unos de los otros hasta el preciso momento en el que cruzamos el umbral de nuestro hogar de regreso a una casa que nos llena de ausencia y miedos, una casa donde el ácido amargor de nuestros vómitos se mezcla a partes iguales con espejismos irreales de una placentera vida pasada. Sabemos que son producto de nuestra sed, pero nos dá igual, porque hemos aprendido a convivir con el vértigo que provocan los recuerdos girando sobre nuestra conciencia hasta hacernos perder el sentido.
Hoy me he atrevido a mirarme de nuevo en el espejo, y los titubeantes cristales no se han atrevido a devolverme la imagen que yo recordaba de mí mismo. En su lugar me devolvieron un rostro envejecido, unos ojos extraños y unas manos temblorosas y ausentes de vida. Comprendí entonces las enloquecidas carreras de las madres apartando a sus hijos de mi camino, y el verdadero motivo de que me mirasen con esa decepcionante expresión tan familiar ya para mí, mezcla de miedo, asco y lástima. Me he estado convirtiendo poco a poco en el peor de los animales; un animal que tiene apariencia de humano pero que a la vez está muy lejos de serlo. Me había estado alimentando de mí mismo, robándome la oportunidad de darle satisfacción a la misma Muerte. Vivía enjaulado en un vaso de cristal, alimentándome de mis delirantes y contradictorios recuerdos; y no hay nada en este mundo más destructivo que los recuerdos, cuando todo lo que te empeñas en recordar está carente de vida.
Ahora creo que ya estoy listo para dejar de recordarla. Han sido necesarios cuatro intentos de suicidio involuntarios para darme cuenta de que yo merezco vivir. Es así de simple. Merezco vivir, y para ello es necesario que dé sepultura a su recuerdo.
He dejado de envenenarme, y mi lengua reseca ha vuelto a recuperar poco a poco los sabores de la fruta madura, del café recién hecho y las tostadas sin quemarse a causa de una mano temblorosa de resaca. En mis intentos de redención he tratado de ser valiente, y haciendo acopio de todas mis fuerzas he intentado sostener en mis manos lo poco que aún me queda de ella. Lo guardaba todo bien cerrado en una caja de zapatos vieja. Aún no he tenido el valor de leer esas tarjetas.
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Me ha estremecido. Me gusta.
ResponderEliminarCuando se mira al espejo me ha recordado "El extraño", de Lovecraft. Espero que no te moleste.
http://www.youtube.com/watch?v=-UbmJEtUQYU&feature=youtube_gdata_player
Un beso y gracias!
Me halaga enormemente que mis desvaríos te recuerden aunque sea mínimamente a un maestro como Lovecraft. No conocía el cuento de "El extraño"; pero lo acabo de leer y me he sentido empequeñecido por la fuerza de su prosa. Muchas gracias.
ResponderEliminarNo te empequeñezcas! Tu relato es genial.
EliminarMadre, debo estar haciendome una güelita cibernética! Cada vez me cuesta más encontrar cómo comentar!
ResponderEliminarque digo yo que vaya cosa más triste, por el amor de Dios, y qué tía más cerda y asquerosa! La odio!
Se me hace extraño leerte y que no sea algo positivo y bonito, como tú! Pero aún así, mola y te quedó de 10!!
Por cierto, mira a ver si algo te resulta familiar en esta entrada de cuando empecé el blog: http://battleagainstbutterflies.blogspot.com.es/2008/09/luz.html
jejejejj Familiar??? Somos almas gemelas, Luna... ¿La habremos sacado del mismo sitio? (es que intenté sacar una foto similar, pero estoy a años luz de eso todavía, ejjejej)
ResponderEliminarMi próxima entrada será de un optimismo y pasteleo a la altura de mi persona.. ejje ;))
lo somos!!
Eliminar:D
:O
ResponderEliminar:(
Demasiado impactante para no ser verdad.
Demasiado cierto para no impactar.
Besinos
Triste, pero por desgracia verídico. Me he inspirado en un hombre con el que hablaba a diario; pero que realmente era un desconocido para mí. Supongo que todos tenemos historias dolorosas y difíciles de contar. Lo bueno de contarlas es que dejan de hacer tanto daño (al menos eso creo yo). Un fuerte abrazo y gracias por tu visita.
ResponderEliminar(Cierto)
EliminarLo malo compartido se hace menos malo, como lo bueno se hace el doble de bueno.
:) besinos