Y despedazarnos una vez tras otra
lentamente, hasta que nos sepamos el uno al otro tan de memoria que
nadie más pueda recomponernos. Escribir con mi piel la leyenda de tu piel, y que el alba nos sorprenda bailando desnudos. Y en lo más ignoto de tu pulso,
latir, solamente eso…
En este desván vuelco todo aquello que vá apareciendo de manera caótica por mi cabeza. Dejo esparcidos mis pensamientos a la espera de que entre todos podamos recomponerlos construyendo algo útil. Gracias por tu ayuda. Si has llegado hasta aquí considérate bienvenid@
lunes, 21 de enero de 2013
lunes, 14 de enero de 2013
Los atardeceres que recuerdo
Paseo de la Barquerina. Habitual refugio de amantes. |
Y así son los atardeceres que recuerdo,
los que mecen suavemente tus manos y las mías en la pleamar de mis latidos, los
que llenan de amanecer mis sedientas pupilas, las que saben a mimoso y torpe
vino blanco. Y así quiero que sean siempre, porque siento y consiento que mi
viaje y el tuyo aún no han concluido; que nuestro destino se arropa torpemente
entre recuerdos y sueños, y tu nombre ha de perecer forzosamente protegido por
el mio.
Dormiremos eternamente enamorados, como en el romanticismo más
surrealista y añejo; porque necesito besar tu amado rostro un amanecer tras
otro, hasta que la luz del amanecer sea un tembloroso recuerdo que se retire
cauteloso entre las sombras de otra noche cargada de fuego, con tus gemidos
ahogados por mi ávida necesidad de saberte eternamente mía. Llámame egoísta, si quieres... El
amor siempre lo ha sido.
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