En este desván vuelco todo aquello que vá apareciendo de manera caótica por mi cabeza. Dejo esparcidos mis pensamientos a la espera de que entre todos podamos recomponerlos construyendo algo útil. Gracias por tu ayuda. Si has llegado hasta aquí considérate bienvenid@
martes, 15 de mayo de 2012
Reflexiones absurdas en voz alta
Hace bastante tiempo una amiga me hizo un comentario que me dejó muy pensativo: Un producto de síntesis como la sacarina es capaz de engañar a las moscas hasta tal punto de que ellas se mueren de hambre sin darse cuenta siquiera. Me explico: Sus órganos receptores asimilan la información de que están libando algo dulce, y por lo tanto nutritivo para ellas; pero es una sensación errónea. La sacarina no aporta ningún tipo de nutrientes ni calorías, con lo que en lugar de estar dándose un atracón lo que realmente están haciendo es matarse de inanición lentamente a ellas mismas. ¿Hasta qué punto estamos interfiriendo en la Naturaleza? ¿Estaremos influenciados nosotros por estímulos que creemos vivificadores por error?
Hay ocasiones en las que mis propias reflexiones me parecen absurdas... No sé por qué; pero llevo un buen rato sin poder quitármelo de la cabeza...
Por otro lado, y sin que venga a cuento también he recordado que tenía por ahí una foto con mucha historia que contar. ¿Cada cerradura nueva implica dueño nuevo o se trata de un exceso de celo de un único dueño? A veces las cicatrices del tiempo se vuelven indescifrables...
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El dato de la sacarina me ha hecho pensar mucho. Seguramente nosotros también vivimos engañados. Sin alejarnos de la sacarina, pienso en mucha gente que vive comiendo comida que no es comida de verdad, sucedáneos, productos light, descafeinados, des, des, des, desalmados, en su empeño por vivir una vida distinta a la suya, luchando contra su propio cuerpo... Uy, me desvío, tiendo a divagar.
ResponderEliminarLa puerta, ... Me encanta la foto! Pero la imagino eternamente triste, despojada de parte de ella una y otra vez, en una.pérdida continua, sufriendo demasiafo por el paso del tiempo...
Mis comentarios sí son absurdos...
Un beso.
Estaba seguro de que la foto te iba a gustar, no me digas por qué.. ;)). En el fondo en la vida todo forma un círculo cerrado en el que nos vamos despojando de partes nuestras que nos sobran. Unas veces acertadamente, otras supongo que inducidos por estímulos que nos hacen creer que eso es lo correcto. Una piel virgen y sin cicatrices solamente puede poseerla una persona que no ha vivido lo suficiente ni con la pasión suficiente. Un alma que no ha sufrido es que tampoco ha sido capaz de amar...
EliminarTus comentarios nunca son absurdos, Nuria. Te lo digo yo que soy un visitante asiduo de tu blog. Un fuerte abrazo.
Lo malo de las cicatrices, Balagar, es que para serlo antes han tenido que ser heridas. Las heridas duelen, sangran, tienden a reabrirse cuando ya las crees cerradas... Luego se convierten en cicatrices, a veces suaves, de esas que te gusta acariciar con el recuerdo, otras ásperas al tacto...
EliminarEs bueno tener cicatrices, heridas de batallas ganadas, o perdidas... Pero cómo duelen mientras son heridas!
Me encanta tenerte de visitante! Gracias!
Un beso.
Oye, te importa si te nombro en mi post? No lo hice por si te molestaba, pero me gustaría hacerlo.
EliminarSin problema, Nuria... Te agradezco la consideración de preguntármelo. Dice mucho de tí. Nómbrame cuando quieras, con toda confianza. ;))
Eliminar"¿estaremos influenciados nosotros por estímulos que creemos vivificados por error?"
ResponderEliminarOle ahí. Hacía tiempo que no leía una pregunta más perfecta. Madre mía.
Y que seas tú el que me hace reflexionar sobre mis propias palabras, qué te parece? ¿eh? :)
Y cuando ya creía que no había más. Toma ya, ala, al final, lo sueltas ahí como si nada... "A veces las cicatrices del tiempo se vuelven indescifrables... "
Y le darías a publicar y te quedarías más ancho que un ocho.
Ole ahí. Si el que tien talento, lo tiene!
;)
Muchas gracias, Lunita. Aunque parezca que a veces estoy un poco ausente siempre estoy atento a tus conversaciones. Ahora mismo tengo el ego a tope por todos los halagos de tu comentario. A pesar del paso de los años todavía no soy capaz de controlar el rubor adolescente que me nace en momentos como éste. Gracias.
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