viernes, 20 de abril de 2012

Pesadilla


 

 

Dejaré de soñar, y entonces la dotaré de vida con mis propias manos, esculpiendo su sonrisa como un hábil alfarero. Acariciaré suavemente su rostro y su cintura; su sedoso pelo negro, y el amanecer nos sorprenderá desnudos mil y una veces más, cubriendo la vergüenza de nuestros furtivos encuentros con el carmesí de nuestras mejillas satisfechas.
Se estrellarán las estrellas cubriendo nuestro rostro de luces nuevas, y de nuevo alumbraremos el camino de regreso con el destello de nuestros ilusionados ojos. Negaré de nuevo haberla despreciado, y volveré a sentirme un miserable por haberla odiado, y sus pisadas sonarán a mi espalda amortiguadas por las hojas resecas; y sus latidos se irán de nuevo diluyendo con mis propios latidos, formando de nuevo un mismo pecho ilusionado.
El cadáver de nuestros rencores se quedará muerto en esa cárcel de silencio y soledad, olvidado para siempre a su condena de contagioso dolor y ausencia, marchitando otro pecho solitario y enfermo de codicia por amar.
Podré mirarla de nuevo a los ojos, y sin malicia decir nuevamente que puedo volver a despertarme sin miedo a soñar. La pesadilla se habrá acabado.

2 comentarios:

  1. Las reconciliaciones son geniales... Pero, de verdad se puede enterrar el cadáver de los rencores? Yo creo que en la mayor parte de los casos después reviven, y acechan cual zombies esperando su oportunidad para comer nuestras entrañas... Uy, me ha quedado muy gore y muy escéptico. Lo siento.
    Me ha gustado tu post, y la foto... Ay, la foto. Increible!

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  2. Cierto, Nuria... El cadáver de los rencores puede enterrarse, pero queda a expensas del nacimiento de otros rencores para resucitar con fuerzas redobladas. Me ha gustado lo de los zombies, me tienta mucho escribir algo en ese plan. Voy a dejarlo para fin de mes, que seguro que sale algo, ejjej. Gracias.

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